La historia de Colombia se ha visto afectada por una violencia incesante desde el proceso de colonización y se ha agudizado en los últimos 70 años a causa del conflicto armado interno.
Entre tanto, la población civil no ha contado con muchos mecanismos para contar su historia, ya que incluso una de las estrategias de los actores armados ha sido prohibir hablar de lo sucedido, que se entierren a los muertos, o que se les guarde luto de alguna u otra manera. Después del inicio de la implementación del Acuerdo Final de Paz en 2016, más de 550 líderes y lideresas han sido asesinados en Colombia, uno cada tres días (Pacifista: 2020; INDEPAZ: 2021).
Si bien la Ley 1448 de 2011 o “Ley de Víctimas”, fue un hito clave para el reconocimiento del enfoque diferencial hacia las víctimas del conflicto armado interno y la necesidad de empezar a contar su historia, los métodos para la recopilación de dichas historias no se han apartado de la narrativa revictimizante. El Estado, el ámbito académico y los proyectos de cooperación internacional, se han centrado en respaldar proyectos de reconstrucción de la memoria a partir de enfoques basados en paradigmas occidentalizados, en los que se ha utilizado la narrativa del dolor como eje central de la historia. En la mayor parte de la bibliografía sobre la memoria del pasado violento, dominan las formas literarias como la crónica o la narración libre, y ésto ha generado, voluntaria o involuntariamente, una deshumanización y revictimización de los sujetos que han sufrido la violencia.
En lo que respecta al arte urbano, las acciones se han centrado en el muralismo que, si bien tiene un alto impacto en el espacio público, es una práctica que relega a los actores de la memoria al papel de observadores. Por ello vemos en el cartelismo una manera innovadora, creativa y participativa de producir memoria individual y colectiva de las injusticias y del pasado violento, centrándonos en la capacidad crítica, la expresividad y los avances resilientes de las personas y comunidades que habitan en los territorios urbanos y rurales de Colombia.
Palabreras y Callejeras pretende aportar a la construcción de un paradigma decolonial que incluya nuevas formas de investigar, hacer memoria y exigir justicia sobre el pasado/presente violento y que, además, permita a la población rural y urbana participante expresar y replicar las memorias individuales y colectivas, sin caer en la revictimización ni entorpecer los procesos de duelo por los que se ha batallado a lo largo del conflicto armado interno. Mediante el cartelismo se construye una memoria creativa, resiliente, poética y política, en contraste con la memoria autoritaria que se narra en los medios de comunicación hegemónicos.
Gráfica para descolonizar la memoria: pedagogías creativas entre la calle, la vereda y la academia.
El tema que investiga nuestro proyecto es la creación colectiva del cartel como herramienta pedagógica contrahegemónica para narrar la memoria de la injusticia y el pasado violento en Colombia, específicamente en Bogotá, Urabá, Putumayo y Caquetá.
Lanzamiento del proyecto y presentación colectiva: Más de 50 personas asistieron al lanzamiento del proyecto de Palabreras y Callejeras en la Casa de la Paz. Entre lxs invitadxs se encontraban representantes de la Campaña Colombiana Contra Minas, artistas y activistas provenientes de la ciudad de Bogotá. El evento de lanzamiento se celebró en la Casa de la Paz, un proyecto de los signatarios a favor de la paz de las FARC-EP, que apoya directamente su compromiso con la construcción de la paz.






Desde el lanzamiento de este proyecto de Palabreras y Callejeras, hemos organizado laboratorios creativos en cuatro distritos de Bogotá.
Laboratorio Creativo Suba: Realizado el 9 de Julio de 2022 en la localidad de Suba (noroccidente de Bogotá), una zona con una alta tasa de migración interna y externa. El laboratorio se realizó en la biblioteca comunitaria y autogestionada “Casa He-chiza”. Asistieron alrededor de 28 participantes y se elaboraron más de 20 piezas gráficas con esténcil, tipos móviles, serigrafía y grabado.








Laboratorio Creativo Puente Aranda: Se realizó el 15 de Julio de 2022 en la localidad de Puente Aranda (centro-sur de Bogotá), una de las zonas más industriales y con mayores niveles de contaminación de la ciudad. A este laboratorio, que tuvo lugar en la Casa Cultural Casa Viva, asistieron mayoritariamente mujeres, aunque también participaron niñas, niños y jóvenes adultos, quienes crearon alrededor de 25 piezas artísticas.








Laboratorio Creativo Usme: Este laboratorio creativo tuvo lugar el 30 de Julio en la frontera rural-urbana de Usme (suroeste de de Bogotá). Este territorio tiene una fuerte tradición ancestral y en él se ejerce un proceso de resistencia y de cuidado del agua, pues el páramo más grande del mundo que alberga las fuentes hídricas más importantes del país queda en este territorio (Páramo de Sumapaz), y al mismo tiempo está cercano al vertedero de basuras más grande de Bogotá. El laboratorio se realizó en el Parque Ecológico Cantarrana y contó con la participación de 22 asistentes, a saber, varios adolescentes y artistas jóvenes de la localidad, y un niño.








Laboratorio Creativo Bosa: El último laboratorio de Bogotá se realizó el 6 de agosto en la localidad de Bosa (al suroeste de la ciudad), una de las zonas con mayores niveles de pobreza y criminalización de la juventud. Asistieron 10 personas, probablemente debido a factores climáticos y a la limitada disponibilidad de fechas. La población participante en este evento fue mayoritariamente joven y produjeron más de 15 piezas creativas, además de generar un debate muy profundo e interesante sobre la memoria que tuvo lugar al principio del evento.








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